22 de marzo

Columna originalmente publicada en 80 Grados, el 22 de marzo de 2019.

Por Francisco Moscoso.

Augusto Marín.

La esclavitud se asocia con una etapa de la historia antigua de Grecia y Roma, desde varios siglos antes de la era cristiana y se prolongó hasta el siglo 5 de nuestra era. Surgió como resultado de imposiciones laborales de propietarios ricos a campesinos pobres o endeudados. Se generalizó como sistema socioeconómico mediante las expansiones territoriales de algunos países en su conquista de otros, convirtiendo a miles de prisioneros de guerra en esclavos.

Después del derrumbe del Imperio Romano, formalmente en el año 476, en la época medieval de Europa predominó el feudalismo durante varios siglos. La esclavitud perdió importancia ante una nueva forma de servidumbre que ataba a los campesinos a la tierra de los nobles y de la Iglesia.

En la época moderna de la historia de Europa, a la que se incorporan Puerto Rico y América en general, se propició un resurgimiento de la esclavitud, impulsado por el desarrollo del comercio y mercado mundial. Este momento constituye el despegue global del capitalismo. Los establecimientos de las factorías mercantiles coloniales de Portugal en el oeste de África a lo largo del siglo 15 abrieron el camino a un tráfico de esclavos de inmensas proporciones. La conquista española de gran parte de América aumentó el infame tráfico. Durante los próximos tres siglos millones de gentes de diversos pueblos, idiomas y culturas fueron arrancados de sus patrias y forzados a la esclavitud.

Los primeros esclavos en Puerto Rico fueron introducidos por los conquistadores españoles en los inicios del siglo 16. Trabajaron como criados, en la minería del oro y la construcción de la ciudad de San Juan y sus fortificaciones. Luego se convirtieron en mano de obra forzada en la economía mercantil azucarera, el latifundio ganadero y la hacienda agrícola-comercial (de café y azúcar, sobre todo) hasta el siglo 19. Entremezclados con los españoles y los indios taínos, los negros africanos nutrieron la formación de la sociedad criolla  y la nueva nacionalidad puertorriqueña.

La esclavitud constituye la forma más brutal de explotación del trabajo y de negación de unos seres humanos por otros. Pero no fue un sistema invulnerable. Desde los comienzos los esclavos en Puerto Rico resistieron su condición oprimida y humillante de maneras diversas: mediante fugas individuales (con los cimarrones) hasta rebeliones armadas. Cornelio Bembé y Pablo Yambó son apenas dos de los líderes rebeldes que pagaron con sus vidas la lucha por la libertad. La morena libre Francisca Brignoni fue presa en 1868 por abogar por la libertad de sus semejantes esclavizados.

En el siglo 19, con el adelanto del capitalismo industrial y la manifestación de un ideario liberal filosófico y político, se dieron las condiciones históricas para promover la abolición del tráfico y del régimen esclavista en toda América, y otras partes del mundo.

En Puerto Rico confluyeron con las luchas de los esclavos representantes del liberalismo puertorriqueño de tendencias reformistas y revolucionarias que incluyen las figuras de Román Baldorioty de Castro, José Julián Acosta, Segundo Ruiz Belvis, Francisco Mariano Quiñones y Ramón Emeterio Betances. La abolición radical de la esclavitud fue demandada por los comisionados liberales en la Junta de Información de Ultramar, en Madrid, en 1867; y es el primero de los Diez Mandamientos de los Hombres Libres del Grito de Lares de 1868.

Finalmente, al establecerse el gobierno de la Primera República española se dieron las condiciones políticas para que los esfuerzos de todos, empezando por los esclavos mismos y los partidarios del progreso y los amantes de la dignidad humana condujeran a la abolición de la esclavitud en Puerto Rico el 22 de marzo de 1873.

Recordemos la historia, estudiándola y conmemorando sus gestas importantes.

Francisco Moscoso

Francisco Moscoso

Académico de número de la Academia Puertorriqueña de la Historia, catedrático de Historia en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Autor de numerosos trabajos en torno a la sociedad taína antillana, la historia del siglo XVI y los movimientos libertarios en Puerto Rico y el Caribe.