El faro de Culebrita

Columna originalmente publicada en 80 Grados, el 21 de diciembre de 2018.

Por Aníbal Sepúlveda Rivera.

Faro de Culebrita. Detalles de fotos de Feliciano Alonso, c1895. Biblioteca Palacio Real, Madrid.

En febrero de 2016 visité por primera vez el faro de Culebrita y conocí los planes de Para la Naturaleza, dedicada por casi cincuenta años a la protección y conservación del patrimonio natural e histórico de la isla, y de una organización comunitaria de Culebra para rehabilitar la estructura y el ambiente natural de la pequeña isla, la más oriental de las islas de Puerto Rico. A partir de entonces me dediqué a conocer una parte de su historia. Me cautivó la enorme inversión que hizo nuestra sociedad durante el siglo 19 para asegurar el comercio y la navegación mediante sucesivos planes de alumbrado marítimo.

A pesar de que hoy el faro está maltratado por el tiempo, aun es rescatable. Como planificador e historiador creo que su luz estimulará la innovación y contribuirá a transformar actitudes y visiones hacia la naturaleza y el patrimonio construido en nuestro país. La fortaleza de Culebrita inspira serenidad y confianza en el futuro.

Hay algo mágico en los faros, destellan encantos y romances desde la tierra y el mar. Se concibieron para pensar en los demás, envían mensajes luminosos y sencillos de solidaridad y seguridad a los navegantes. Hoy, como siempre lo ha sido, pensar en los demás es un atributo indispensable para el futuro de la humanidad. El faro de Culebrita tiene esa virtud.

Faro de Culebrita, 2017. Foto de Para la Naturaleza.

Este faro evoca sensaciones que invitan a la reflexión. Durante el 2016 esa fue una de mis tareas. Al escudriñar su historia en archivos y bibliotecas conocí entre otras cosas, al ingeniero que lo diseñó y descubrí sus aportaciones profesionales, que fueron muchas. Trabajó en Puerto Rico entre 1881 y 1887. Su nombre es Manuel Maese Peña.

Don Manuel preparó dos versiones del faro, ambas muy parecidas, una en 1881 y otra revisada en 1883. También se encargó de dirigir su construcción. Un dato fascinante es que la piedra con que está edificado proviene de la propia isla de Culebrita. Conocer el complejo proceso de su construcción es una forma de atisbar una geografía económica y social de la isla en el último tercio del siglo 19.

El faro se iluminó oficialmente el 25 de febrero de 1886. Estaba a cargo de dos torreros, el título que llevan esos personajes con nombres e historias poco conocidas que cuidaban los faros. Desde entonces es un centinela solitario que mira al mar océano en una frontera real e imaginaria que linda con las que los antiguos llamaron islas de los caníbales. Ilumina un peligroso pasaje de navegación definido y utilizado desde el siglo 16 hasta hoy como ruta de navegación entre Suramérica y el Atlántico.

Mirarlo desde el mar, que es desde donde vale observar los faros, pero también mirar a lo lejos desde la atalaya donde se ubica, es un detonador de la imaginación.

El faro de Culebrita es una hermosa metáfora. Convoca a pensar en lo efímero y lo eterno en medio de su solitaria y remota ubicación. Hay algo de eso en la actualidad de Puerto Rico.

Escalera de la torre, febrero 2016. Foto de Aníbal Sepúlveda.

Con el apoyo de muchos colaboradores, Para la Naturaleza se ha encargado de volver a prestarle atención al faro de Culebrita, rescatar su legado, su magia, su belleza estoica y emotiva. La nueva empresa, como lo hizo el faro con innumerables embarcaciones, hará llegar a buen puerto la tarea.

Para más información: http://faroculebrita.paralanaturaleza.org

*Esta es una colaboración entre 80 grados y la Academia Puertorriqueña de la Historia en un afán compartido de estimular el debate plural y crítico sobre los procesos que constituyen nuestra historia.imprimir

Aníbal Sepúlveda Rivera

Catedrático Retirado de la UPR. Académico de Número de la Academia Puertorriqueña de la Historia. El profesor Sepúlveda estudió su bachillerato en la UPR-Río Piedras y su doctorado en la Universidad de Cornell en Nueva York. Es autor de San Juan: historia ilustrada de su desarrollo urbano, 1508-1898, Cangrejos-Santurce: historia ilustrada de su desarrollo urbano, 1519-1950, Puerto Rico Urbano: Atlas histórico del Puerto Rico urbano, y Acueducto: historia del agua en San Juan.