La Academia Puertorriqueña de la Historia, celebra el reconocimiento recibido por la Académica e Historiadora Silvia Álvarez Curbelo al recibir el título de Profesora Emérita de la Universidad de Puerto Rico

La destacada historiadora Silvia Álvarez Curbelo fue merecidamente reconocida por la Universidad de Puerto Rico como Profesora Emérita el 10 de marzo de 2022, junto con otros destacados universitarios. Álvarez Curbelo fue homenajeada por sus valiosas aportaciones a la enseñanza, la vida académica y administrativa de la institución desde diversas posiciones como profesora de la Facultad de Estudios Generales, la Escuela de Comunicaciones, el periódico Diálogo, y el Senado Académico, entre otras, y por su extensa y notable trayectoria intelectual y académica en el país. Entre sus aportaciones se deben destacar muy importantes publicaciones sobre la Universidad de Puerto Rico como el libro Frente a la Torre, editado conjuntamente con la historiadora Carmen I. Raffucci.
La académica Álvarez Curbelo es, además, una de las más importantes historiadoras sobre el siglo XX puertorriqueño. Su prolífica obra basada en investigaciones novedosas, rigurosamente documentadas y siempre escritas en forma excelente es de consulta ineludible para cualquiera que quiera entender el devenir histórico del Puerto Rico moderno.
Entre sus obras se encuentran: Un país del porvenir: el afán de modernidad en Puerto Rico (Siglo XIX), Los arcos de la memoria: el ’98 de los pueblos puertorriqueños, José Antonio Torres Martinó: Voz de Varios Registros, Del nacionalismo al populismo: Cultura y Política en Puerto Rico y Tiempos binarios, la Guerra Fría desde Puerto Rico y el Caribe, editado con Manuel Rodríguez Vázquez, entre otros libros. De sus publicaciones se deben también destacar los ensayos que analizan diversos aspectos de la política puertorriqueña y el impacto de las guerras en la historia puertorriqueña.
La académica Silvia Álvarez Curbelo es, además, Tesorera de la Academia Puertorriqueña de la Historia. Sus aportaciones a la vida de nuestra academia desde esa importante posición y a través de su activa
participación en nuestros debates y proyectos son muy apreciadas por todos los Académicos. En particular reconocemos la labor que ha llevado a cabo en la edición del Boletín de la Academia, estando a cargo de la edición histórica del Boletín número 100. La felicitamos y nos sentimos orgullosos de sus logros.


Jorge Rodriguez Beruff
Director
Academia Puertorriqueña de la Historia

Ciclo de Conferencias Virtuales:

La Academia Puertorriqueña de la Historia le invita al Ciclo de Conferencias Virtuales: “De Canarias nos llegó primero… del cerdo montuno al lechón asao”.
Presentado por el Dr. Cruz Ortiz Cuadra.

miércoles, 30 de marzo de 2022
7:00 a 8:30 p.m.

Facebook Live: https://www.facebook.com/aprhistoria

Información y registro: acadprhistoria@gmail.com

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La Academia Puertorriqueña de la Historia y la Fundación Luis Muñoz Marín firman acuerdo de colaboración

Firma del acuerdo de colaboración entre la Academia Puertorriqueña de la Historia (APRH) y la Fundación Luis Muñoz Marín (FLMM) el 13 de octubre de 2021. Firman el director de la APRH Jorge Rodríguez Beruff, y Linda Hernández, pasada directora ejecutiva de la FLMM, con la participación de María de los Ángeles Castro, vicepresidenta de la APRH.

Ese mismo día se anunció el ciclo de conferencias y presentaciones auspiciado por la Academia Puertorriqueña de la Historia y que se grabarán y emitirán desde la FLMM a partir de noviembre de este año.

¿Tenían los taínos un sistema de escritura antes de la llegada de Cristóbal Colón?

La respuesta puede estar en más de 800 piedras.

La Academia de la Historia de San Germán fue la anfitriona de una conferencia ilustrada dictada por el Dr. Reniel Rodríguez Ramos, Universidad de Puerto Rico en Utuado, sobre el tesoro arqueológico conocido como Las Piedras del Padre Nazario. Reproducimos en nuestra página la grabación de la conferencia, que ofrece una interpretación de este importante patrimonio y su valor para nuestro país y la región del Caribe.

Enlace de acceso

https://us02web.zoom.us/rec/share/P325JJz614jb46slbYucirhPj5qU6sKFZCJez7j9dBYdPUXDIfgEWMCWsb4SfCB3.7Bc6gm-HDSEpoSF_

Passcode/Contraseña

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Ciclo de Conferencias Virtuales y Presentación del Boletín No. 100

La Academia Puertorriqueña de la Historia presenta el Ciclo de Conferencias Virtuales.

miércoles, 17 de noviembre de 2021
4:00 – 5:30 p.m.

Facebook Live: https://www.facebook.com/aprhistoria
Zoom: https://zoom.us/j/94026355764?pwd=L3FoYmR2TUd6Um9jU0IyczBsTndnQT09

Información y registro: acadprhistoria@gmail.com

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PRONTO: Número Especial #100 del Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Historia

DISPONIBLE PRONTO PARA SU LECTURA Y DESCARGA.


MONOGRÁFICO: EL TRIENIO CONSTITUCIONAL ESPAÑOL 1820-1823 Y SUS REPERCUSIONES EN PUERTO RICO Y EL CARIBE

Así lucía San Juan, capital de Puerto Rico, durante el trienio liberal 1820-1823.  La Revolución a ambos lados del Atlántico transformó el mapa imperial español en América. A partir de 1826, sólo Cuba y Puerto Rico permanecen como colonias. Panorama de San Juan 1824, Biblioteca del Congreso/Carimar, DTOP. Cortesía del Académico Aníbal Sepúlveda Rivera

Seis Académicos y dos historiadores invitados abordan este intenso período de transformaciones en la historia de nuestro país.


INCORPORACIONES 2019-2020

Tres reconocidas historiadoras ingresan a la Academia Puertorriqueña de la Historia.

Dr. Ramonita Vega Lugo
Dra. Haydeé Reichard de Cardona
Prof. María Dolores Luque Villafañe

Premio Nacional de Arquitectura al Arquitecto Jorge Rigau Pérez, Académico de Número de la Academia Puertorriqueña de la Historia

La Academia Puertorriqueña de la Historia felicita al Académico de Número, Arquitecto Jorge Rigau Pérez, por su contribución a la conservación de nuestro patrimonio y por el reconocimiento que el proyecto de restauración de la Iglesia San José ha merecido en Puerto Rico y en el extranjero.

¿Por qué dilapidar lo que es la herencia de todos?

Artículo originalmente publicado por 80 Grados el martes, 25 de junio de 2021.

Por María de los Ángeles Castro Arroyo

Una esquina ligada a la fundación de la ciudad en el siglo 16. Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS.

Una infinita tristeza, enorme indignación, gran vergüenza y mayor preocupación ha causado la noticia de que el señor arzobispo de la ciudad capital, Mons. Roberto González Nieves, ha vendido (o más bien regalado) el Palacio Episcopal y el antiguo Seminario Conciliar de San Ildefonso a un empresario desarrollador. No importa su nombre, su nacionalidad o su riqueza, ni siquiera el risible precio de la deshonrosa transacción. Lo que estruja conciencias es el futuro incierto de dos estructuras emblemáticas de la ciudad, patrimonio edificado del país, y para mayor burla, en las fechas celebratorias de su quinto centenario y del que fue el principal defensor de la ciudad, el doctor Ricardo Alegría. Por si fuera poco, nada se ha hecho público – todo ha discurrido a escondidas-, sobre las condiciones de la venta y los planes nebulosos, si no siniestros, que se tienen para dos monumentos íntimamente ligados a nuestra historia. ¿Otro hotel boutique estilo “bitcoin colonial” ? Ya tenemos convertidos en hoteles en la calle del Cristo varias estructuras de larga e importante historia. Por favor, señor arzobispo, recapacite por el bien de la urbe que está obligado a respetar y conservar.

Mas repasemos un poco el significado de los dos monumentos que nos conciernen. El primer obispo en pisar tierra americana para tomar posesión de su cargo fue el de Puerto Rico en 1512 y cuando se autorizó la mudanza de la villa de Caparra al islote, una de las condiciones impuestas fue que después de los puentes se pasara primero la iglesia.  Es decir, la Catedral, en línea recta desde lo alto con el lugar de desembarco, y los edificios relacionados, inmediatos a ella, presidieron el primer núcleo urbano. Son estructuras de valor fundacional.

Entre éstas estaba la residencia del obispo que dos siglos más tarde pasó a ocupar una casona comprada en el siglo XVIII a María de Amézquita y Ayala, descendiente del capitán Amézquita, héroe en la defensa frente a los holandeses invasores en 1625. Fue reconstruida bajo el obispado de fray Manuel Jiménez Pérez (1770-1781), fundador del Hospital de Caridad de la Concepción, el Grande (sede hoy de la Escuela de Artes Plásticas y Liga de Arte de San Juan), quien dicho sea de paso fue pintado por José Campeche. Las intervenciones posteriores no alteraron en lo fundamental los caracteres propios de las grandes casas dieciochescas, una de las pocas de esa época que quedan en San Juan. Sobre todo, es admirable en ella la soberbia escalera que conduce a la segunda planta.

Escalera del Palacio Arzobispal. Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS

El Seminario Conciliar se fundó hacia 1630, inicialmente con las Cátedras de San Ildefonso dirigidas a la formación intelectual de los llamados al sacerdocio, impartidas desde la Catedral. Para que los clérigos pudieran tener vida en común durante el tiempo de su formación, según fuera ordenado por el Concilio de Trento (1545-1563), –de ahí el calificativo Conciliar de su nombre– era necesario tener un edificio adecuado.

Seminario Conciliar, Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS

Dificultades económicas retrasaron las distintas iniciativas habidas hasta la primera década del siglo XIX, cuando el empeño del primer obispo puertorriqueño, Juan Alejo de Arizmendi, echó a caminar el proyecto. Su criterio orientó la selección del solar en las inmediaciones del Palacio Episcopal, junto con la casa y patio del difunto chantre de la Catedral, de cuyos bienes era albacea. Su determinación, e incluso su propio peculio, fueron decisivos para encaminar las obras, ya iniciadas cuando ocurre su muerte en 1814, al menos las primeras de habilitación provisional. Con entusiasmo similar retomó el proyecto el obispo Pedro Gutiérrez de Cos (1826-1833) quien, como antes hicieran Arizmendi con el Seminario y Jiménez Pérez con el Hospital de Caridad, aportó sus propias rentas para hacerlo posible. La construcción del edificio se inició en 1827 y concluyó en 1832, abriendo sus puertas a la docencia el 12 de octubre de ese año.

En tiempos del obispo Gil Esteve y Tomás (1848-1855) se adquirió un espacioso solar al oeste del edificio existente con el fin de ensancharlo y poder alojar en él a los misioneros que llegaran para ayudar al prelado en la moralización del pueblo. Se construyó entre 1852 y 1856 como estructura independiente, completa en sí misma y conectada al anterior por un pasillo, pero se respetó y aprovechó de igual forma el declive de la pendiente y las dependencias rodeando un patio de proporciones perfectas y galería porticada. Tiene una hermosa capilla de reducido tamaño, asociada por su forma y estilo con la del Arsenal de la Puntilla

Capilla del Seminario Conciliar. Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS.

En un país carente de instituciones de educación superior, fue en el Seminario donde se ofrecieron las primeras cátedras de farmacia y química, a cargo del padre Rufo Manuel Fernández. Además de los estudiantes aspirantes a la carrera sacerdotal, el Seminario Conciliar atendía otros alumnos de la ciudad y en sus aulas se educaron muchos de nuestros próceres del siglo XIX. Se formaron en el recinto José Julián Acosta,  Román Baldorioty de Castro, Cayetano Coll y Toste, Federico Asenjo, José Celso Barbosa, entre otros. En 1860 pasó a manos de los jesuitas que establecieron un seminario-colegio de segunda enseñanza. Durante la primera república española se convirtió en Instituto Civil de Segunda Enseñanza (1873-1874) para devolverse antes del año a los jesuitas hasta 1879 cuando se mudó al edificio de la Diputación Provincial y el Seminario volvió a ser exclusivo para la carrera eclesiástica bajo la dirección de los padres paúles. Ya en el siglo XX fue por algunas décadas el Colegio de Santo Tomás de Aquino (1948-1972). El edificio, en muy mal estado, fue restaurado con esmero por Ricardo Alegría entre 1984 y1986, convirtiéndose a partir de ese último año en sede del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe fundado por él y que hoy trata de negociar su estadía allí al menos por el próximo año académico. Puede apreciarse que ha sido un edificio cuyo uso educativo persiste desde sus orígenes.

Sin detallar sus importantes rasgos arquitectónicos, vale decir que es uno de los edificios construidos durante el primer tercio del siglo XIX que iniciaron en la ciudad el estilo neoclásico que prevaleció en dicha centuria y distingue el casco antiguo. Junto con el Palacio Arzobispal componen una manzana importante porque conforman la antesala a la calle del Cristo vista desde el norte y al antiguo barrio de Ballajá que reúne la mayor densidad de edificios públicos a gran escala que tiene la ciudad. La mayor parte de ellos fueron obras de asistencia social, como el Hospital ya mencionado, la antigua Casa de Beneficencia (sede del Instituto de Cultura Puertorriqueña en la actualidad) y la primera casa para dementes que tuvo el país (hoy Escuela de Artes Plásticas). Estas instituciones, como las del Palacio Episcopal y el Seminario Conciliar fueron -y son- representativas del devenir histórico del país, no solo de su capital. Y de frente, en diagonal con el arzobispado, la deslumbrante Iglesia de San José, vuelta a consagrar en marzo de este mismo año después de una ingente restauración.

Como parte del distrito histórico de San Juan, los edificios, ahora tornados mercancías, rebasaron una recia evaluación para formar parte del Registro Nacional de Lugares Históricos dignos de preservarse y fueron aceptados por la UNESCO en su rigurosa lista del patrimonio histórico de la humanidad. En fin, se ha vendido una parte única del legado edificado del país, cuyo valor histórico, urbano, arquitectónico y cultural es intangible porque, además, está indisolublemente unido a nuestro desarrollo como país, al carácter mismo de lo que somos.

La sede arzobispal. Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS
Archivo Arquidiocesano de San Juan, Cortesía de Andy Rivera/PRHBDS
Dos pinturas de José Campeche, El salvamento de Ramón Power ( c.1790) y el Obispo Juan Alejo de Arizmendi ( c. 1804). Colección Arzobispal.

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La Academia Puertorriqueña de la Historia deplora la venta del Palacio Arzobispal y Seminario Conciliar

Artículo originalmente publicado por El Nuevo Día el martes, 15 de junio de 2021 a las 5:20 p.m.

La institución entiende que un llamado público hubiera podido levantar los fondos que se necesitaban para retener esas estructuras y auxiliar con las penurias económicas del arzobispado.

La reciente venta por parte de la Arquidiócesis de San Juan del Palacio Arzobispal y el antiguo Seminario Conciliar sigue dando de qué hablar debido al impacto que podría tener en el futuro, además de su consecuencia histórica. Ante esta situación, la Academia Puertorriqueña de la Historia quiso dejar en récord su indignación por lo que describió como una “deplorable decisión del arzobispo de San Juan” y “un expolio del patrimonio público”.

En una carta oficial enviada a los medios de comunicación, la Academia dejó clara su posición en contra de la venta, por considerar que se pudo haber evitado a través de un llamado público que “hubiera podido levantar los fondos que se necesitaban para retener esas estructuras y auxiliar con las penurias económicas del arzobispado”. Además, la organización se opone firmemente a que se continúen vendiendo las estructuras históricas en la isla, señalando que “la salida no puede ser, para las autoridades eclesiásticas ni las gubernamentales, continuar con la venta del patrimonio para aumentar el inventario de hoteles y el trasiego de bienes raíces en la ciudad”.

Puede leer el artículo completo en: La Academia Puertorriqueña de la Historia deplora la venta del Palacio Arzobispal y Seminario Conciliar – El Nuevo Día (elnuevodia.com)

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