Felicitaciones al Dr. Carlos I. Hernández Hernández,por su designación como Historiador Oficial de Puerto Rico

La Academia Puertorriqueña de la Historia felicita al Dr. Carlos I. Hernández Hernández, Catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, por su designación como Historiador Oficial de Puerto Rico, mediante resolución concurrente aprobada por las cámaras legislativas.  En nombre de todos los académicos de número, le deseamos al doctor Hernández Hernández mucho éxito en la indispensable encomienda de preservar y valorar la historia y la cultura de nuestro país.

Dr. Jorge Rodríguez Beruff
Director de la Academia Puertorriqueña de la Historia

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Nota de Duelo: Doctora Jennifer Wolff Conde

El director de la Academia Puertorriqueña de la Historia, doctor Jorge Rodríguez Beruff y el pleno de académicos y académicas, expresan su pesar ante el fallecimiento en Madrid de la doctora en Historia, Jennifer Wolff Conde. Se distinguió por ser una investigadora acuciosa, aportando nuevas perspectivas sobre la historia de Puerto Rico y su ubicación en el entramado de los procesos caribeños y atlánticos. Ello se tradujo en publicaciones sobre la esclavitud indígena, las redes esclavistas portuguesas, los circuitos caribeños de reventa de esclavos africanos y el imaginario geográfico holandés acerca del Caribe hispano

Es autora la doctora Wolff Conde de un brillante libro que sienta pautas en la historiografía del Mar Caribe y sus sociedades en los siglos iniciales de los procesos de conquista.  En Isla Atlántica Puerto Rico, circuitos antillanos de contrabando y la formación del Mundo Atlántico, 1580-1636, basado en su tesis doctoral en Historia de la Universidad de Puerto Rico y dirigida por nuestro académico, doctor Francisco Moscoso, la historiadora relata la compleja inserción de Puerto Rico en la naciente modernidad del mundo. Vaya nuestro abrazo solidario a sus familiares, amigos, a la comunidad de historiadores y a la comunidad de comunicadores.

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Presentación de la Edición Especial del libro: San Germán en Guayanilla

El Gobierno Municipal de Guayanilla y su alcalde, Hon. Raúl Rivera Rodríguez le invitan a la Presentación de la Edición Especial del libro: SAN GERMÁN EN GUAYANILLA: Asentamiento, instituciones y vida cotidiana, 1556-1572 de los doctores José Aridio Taveras de León y Lucas Mattei Rodríguez

Sábado, 18 de noviembre de 2023

7:00 p.m.

Salón Coral A

Hotel Costa Bahía
Convention Center,
Guayanilla, P.R.

Exposición a cargo del Dr. Otto Sievens Irizarry, Académico de Número de la Academia Puertorriqueña de la Historia

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Reunión de directivos de Academias de la Historia latinoamericanas

Reunión de directivos de Academias de la Historia latinoamericanas en la Real Academia de la Historia de España, 8 de octubre 2022.
Desde la izquierda: Hernando Orellana-Pizarro, director de la Fundación Obra Pía de los Pizarro; Rodrigo Martínez Baracs, Secretario de la Academia Mexicana de la Historia; Carmen Iglesias Cano, directora de la Real Academia de la Historia de España; Beatriz Bragoni, Vicepresidenta segunda de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina; José de la Puente Bunke, Vicepresidente de la Academia Nacional de la Historia del Perú; Jorge Rodríguez Beruff, Director de la Academia Puertorriqueña de la Historia.
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Antagonismos enmascarados: el Carnaval de San Juan en la década de 1910

Artículo originalmente publicado por 80 Grados el domingo, 1 de mayo de 2022.

Por María de Fátima Barceló Miller

Arco del Carnaval en la Plaza de Armas, Puerto Rico Ilustrado, febrero 1914.

Al mencionar la palabra carnaval varias imágenes icónicas vienen de inmediato a nuestra mente: las comparsas de las escuelas de samba en Rio de Janeiro, el Mardi Gras en Nueva Orleans, el desfile y posterior quema del Vaval en Guadalupe y el Carnaval de Venecia, entre tantas otras. Los carnavales tienen una larga historia. En su devenir histórico estas fiestas han experimentado grandes cambios tanto en sus formas como en sus propósitos y significados. Las transformaciones han sido objeto de estudios de teóricos, historiadores y antropólogos entre los que se encuentran Peter Burke, Mikhail Bakthin, Antonio Benítez Rojo, Irune del Rio Gabiola y la investigadora puertorriqueña Raquel Brailowsky, entre tantos otros. Para efectos de este corto ensayo acojo los principales abordajes de esta última cuando estudia el Carnaval de San Juan en la década de 1910.

Raquel Brailowsky (1993) realizó un excelente estudio sobre los carnavales en el Caribe hispano-parlante. Hace un minucioso y gozoso recorrido por los principales festejos carnavalescos de la región, examinando sus especificidades. Encontró que, en Cuba, la República Dominicana y Puerto Rico, los clubes y asociaciones sociales privadas vinculadas a las élites locales fueron tomando el control de la organización de estas festividades y gradualmente fueron restringiendo las formas de creatividad y participación de raíz afrocaribeña, e indígena tildándolas de “grotescas y de mal gusto”. [1] En otras palabras, las clases dominantes procuraron ‘blanquear’ los carnavales.

Al iniciar esta década ya han transcurrido 12 años del cambio de dominación colonial. La clase intelectual, propietaria y profesional del país, impulsaba sus proyectos de modernización. De hecho, muchos vieron en la nueva metrópoli el aliado idóneo para alcanzar la modernidad y el progreso, que desde la pasada centuria habían puesto en marcha. Los carnavales se insertaban ahora en una cultura de masas marcada por la publicidad, la moda y el cine. No eran pocos los cambios experimentados por la ciudad de San Juan, liberada de buena parte de sus murallas. Como resultado de la avasalladora incursión del capitalismo absentista estadounidense en la industria de la azúcar y el tabaco en la Isla, se produjo un enorme movimiento de trabajadores agrícolas del campo a las urbes, especialmente San Juan. En 1910 la capital contaba con 48,716 habitantes y en 1920 la cifra aumentó a 69,733 lo que representa un sustancial incremento de moradores que no fueron a vivir dentro las tradicionales estructuras del antiguo recinto murado o en los nuevos ensaches modernos como Miramar y Condado, sino en los barrios marginales que eventualmente se convirtieron en anillos periféricos de miseria, y hacinamiento conocidos como “arrabales”. La década de 1910 también atestiguó grandes huelgas de los y las trabajadores y trabajadoras del tabaco y de la caña. Como señala Ángel Quintero, fue la década de mayor actividad huelgaria durante la primera mitad del siglo XX.

Al complicado paisaje social y económico se sumó una reorganización importante en las relaciones de gobernanza entre la metropolis y la colonia. Como si fuera poco en 1917 se estrenó –mediante la Ley Jones– la ciudadanía estadounidense y el Senado de Puerto Rico. En ese mismo año, mediante referéndum se aprobó la Prohibición de fabricación, venta y consumo de bebidas alcohólicas, y Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial. El 1918 no se quedó atrás y la pandemia de influenza vino acompañada del Terremoto de San Fermín en el área noroeste del país.

Fue, como vemos, una década muy agitada. Pero nada de lo anterior fue impedimento para que se continuara celebrando el carnaval. Y es que el carnaval cumplía funciones indispensables para el grupo hegemónico sanjuanero. Para la elite el carnaval era idóneo para afirmar su posición social y económica. Cuando analizamos la composición de los Comités organizadores a lo largo de la década encontramos que los nombres se repiten. Tomemos como ejemplo el año 1914: vemos nombres conspicuos de la alta clase política y social. Manuel Rossy, Cayetano Coll y Toste, José de Diego, Manuel Fernández Juncos, Mariano Abril, Antonio Barceló, Ignacio Peñagarícano, Frank Antonsanti, Juan Roig, Pedro Giusti, el Club de Damas de San Juan presidido por Isabel Geigel de González…Estos miembros cambiaban sólo si ocurría un deceso.

De otra parte, el Carnaval capitalino era considerado desde el siglo 19 como un ritual de modernización. Lola Rodríguez de Tió lo describía como fiesta de la civilización, fiesta del espíritu y de la inteligencia haciendo una clara alusión a los carnavales de Venecia como paradigma de la sofisticación y progreso:

“…nos place ver que ya en nuestra querida tierra se va dejando la indiferencia apegada a nuestro modo de ser tropical, y que se acogen esas fiestas que la civilización reviste de formas adecuadas al adelanto de la época, siquiera como remembranza de la clásica diversión que coronó un día la frente de la Reina del Adriático.” [2]

Lola Rodríguez de Tió, La Ilustración Puertorriqueña, octubre de 1892.

Los festejos carnavalescos organizados desde la cúpula del poder político, económico y social emulan, como señala Brailowsky, un esplendor eurocéntrico. Enarbolando los estandartes de la prosperidad y la civilización se asordinaba nuestro sincretismo cultural, de profundo raigambre africano. Máxime cuando los bailes africanos y danzas ancestrales involucraban movimientos corporales que, desde la óptica de las clases rectoras, evocaba el desenfreno de los placeres y se asociaba con los excesos de la turba.

Las ancestrales danzas africanas, Xavier Quirarte, 2018

Este tipo de desborde no encajaba con los modelos y perfiles de la sociedad moderna a que se aspiraba. En 1913 Roberto H. Todd, alcalde de San Juan durante el decenio bajo estudio indicaba: “Todas las actividades que organicemos deben programarse de forma tal que doten a los espectadores, no solo diversión, sino también un cierto grado de cultura y refinamiento, por poco que ellos puedan apreciar…” Lo mismo sucedía con los temas de los bailes de sociedad. Estos debían ser “ejemplo de buenos modales y actitudes, corrección, elegancia y conducta.”

Roberto H. Todd. Colección Todd, Archivo Histórico de la Universidad del Sagrado Corazón

De las palabras de Todd se desprende el interés de la elite por resignificar las actividades carnavalescas, adjudicándoles una función educativa y de difusión de conocimientos, modelos, actitudes y comportamientos sociales más refinados. Desde esta perspectiva, Todd se une al coro de voces de la clase propietaria, profesional e intelectual de Puerto Rico que, desde el último tercio del siglo 19, con notoria rúbrica paternalista, entendía que solo esa elite sabría dirigir a las clases menos privilegiadas por el camino del progreso y la civilización.

En ese empeño civilizatorio, se exhortaba que los desfiles de carrozas mostraran los adelantos y la sofisticación de los países más ‘progresistas’ del occidente europeo. Con esto en mente no extraña encontrar carrozas como la de la Reina del Carnaval de 1912, Irma Finlay, que simulaba las formas de una góndola veneciana.

Puerto Rico Ilustrado, febrero 1912

Los trabajadores del Hipódromo no quisieron quedarse atrás y ese mismo año, desfilaron en la carroza “El dirigible”. Un año antes se había celebrado la Segunda Feria Insular de San Juan. Entre las atracciones principales de dicho evento fue : “el ‘enorme» dirigible ‘Strotbsl’, que después de dar una corta vuelta sobre la ciudad, volvió a aterrizar en los terrenos de la feria” ubicada en el Hipódromo de Santurce.[3] El entusiasmo que la novedosa aeronave produjo fue tan grande, que los empleados del establecimiento hípico intentaron replicarla para el desfile de carrozas del carnaval.

Puerto Rico Ilustrado, febrero 1912

Los comerciantes también aprovechaban las fiestas para promocionar en sus carrozas las mercancías recién llegadas. Tomemos como ejemplo el Comercio Aboy-Vidal y Co. que en 1914 publicitaba, como distribuidor exclusivo, las llantas Muller.

Puerto Rico Ilustrado, febrero 1914

Por lo general los “Bailes de Sociedad “ se efectuaban en el Teatro Municipal y una vez terminada la construcción del Casino de Puerto Rico en 1917, también se utilizó para estos fines. Los precios de los boletos para los bailes fluctuaban entre los $5.00 y $7.00 dólares. Todo lo devengando de ellos y en las rifas, juegos y demás actividades se destinaban a obras de caridad. Esta práctica no debe tomarse como un asunto baladí o de simple condescendencia clasista. En más de una ocasión se recaudaron entre $3,000 y $4,000 dólares que para la época era un monto formidable. Eran las féminas las que decidían las necesidades más apremiantes de los sectores desventajados y las cuantías que recibirían. Estas obras cívicas y filantrópicas le proporcionaron a las mujeres de la elite un medio para intervenir en proyectos de mejoramiento social y con valor cívico. En la siguiente fotografía, Irma Finlay reparte máquinas de coser portátiles a las jóvenes pobres de la capital para que aprendieran el oficio de costureras.

Puerto Rico Ilustrado, febrero 1914

En efecto, el reinado abría un espacio a las jóvenes de la elite para moverse más allá de su estrecho círculo social y desarrollar su propia agenda de servicio social. Este tema amerita una breve reflexión, puesto que las actividades cívicas no pueden ‘despacharse’ con la estereotipada frase ‘eran las blanquitas capitalinas’. Si bien es cierto que los jefes de familia utilizaban los suntuosos reinados de sus hijas como insignia de su poderío y riqueza, la participación de las jóvenes involucra, lo que Roger Chartier y Michel de Certeau[4] denominan la capacidad de las mujeres para aprovechar los espacios sociales e instituciones creados para someterlas como lugares de resistencia y afirmación identitaria.

Para ello es imperativo reconocer los mecanismos y los usos del consentimiento para erradicar la noción que considera que las mujeres pasivas, humildes, conformes, sumisas aceptan demasiado fácilmente su condición, cuando justamente la cuestión del consentimiento es medular en el funcionamiento de un sistema de poder, ya sea social, sexual o religioso. Mediante su trabajo social y filantrópico las jóvenes demostraban su capacidad de organización y liderato. El historiador José Rigau señala: “Es evidente que la Cruz Roja fue criatura de las mujeres emprendedoras de esa época”. [5] Esta agencia femenina es importante porque ilustra las fisuras que agrietan la dominación masculina. Estas fracturas no adoptan formas de rupturas dramáticas ni se exteriorizan para proclamar una rebelión. Al contrario, se configuran en el interior del consentimiento mismo, reutilizando el lenguaje y las instituciones de la dominación, para cobijar una insumisión y una afirmación de identidad.

Veamos algunas de las reinas:

Puerto Rico Ilustrado, 1911- 1916

En 1918 no hubo reinado de carnaval organizado desde el ayuntamiento. La entrada de Estados Unidos a la Guerra Mundial el 6 de abril de 1917 hizo que todos los esfuerzos de la administración municipal se dirigieran a recaudar fondos para la Cruz Roja Americana, el Comité de Defensa Nacional y la Comisión de Alimentos, entre otros. Esto no significa que no se realizaran bailes y otras actividades carnavalescas para cooperar “con tan patriota causa”. En 1919, en la tercera etapa de la pandemia de influenza la “Reina de la Paz” fue electa por el Club de Damas y la Cruz Roja Americana, Capítulo de San Juan. El título recayó en Olimpia Montilla, hija del reconocido arquitecto Fernando Montilla Jiménez.

Olimpia Montilla, Puerto Rico Ilustrado, 1919

Recordemos que la década de 1910 fue una de intensa actividad huelgaria. A lo largo del decenio la tensa atmósfera se filtra en toda la prensa y en las discusiones en el seno del ayuntamiento. El sector obrero estaba representado en los comités que organizaban los carnavales, pero su número y poder decisional era muy limitado. Sus actividades recibían muy poca cobertura de la prensa. Como se observa en el programa de actividades del carnaval de 1915, a sus bailes se le asignaban fechas específicas y hasta cómo debían vestirse.

Puerto Rico Ilustrado, 1915

Si bien se le exhortaba a que participaran, aunque fuera “modestamente”, su desfile de carrozas se efectuaba separadamente del que organizaba el ayuntamiento y los clubes sociales de la capital. Para el antropólogo y sociólogo Max Gluckman[6] el carnaval podía actuar como una “válvula de seguridad para aliviar las tensiones de las sociedades altamente jerarquizadas. Es un interludio de las presiones sociales.” Para el ruso Mikhail Bakthin[7] el carnaval lograba sus efectos liberadores al permitir que la gente común y corriente se manifestara como multitud carnavalesca, aunque su comportamiento nunca es predecible. Natalie Zemon Davies[8] añade que el carnaval estimulaba la creatividad en todos los sectores sociales y que en las manifestaciones creativas se pueden observar las diferencias y contrastes de clase y visión de mundo entre muchos otros elementos.

Como dice el refrán popular: “Una imagen dice más que mil palabras”. Comparemos estas dos carrozas. La primera, la del Club Cívico de Damas y la segunda, la de los obreros. Las disparidades son insondables.

Puerto Rico Ilustrado, 1915

El carnaval de San Juan durante la década de 1910 era en una actividad muy reglamentada con gran anticipación, lo que le restaba espontaneidad. De otra parte, el despliegue de seguridad de representantes y oficiales del orden público procuraba evitar incidentes violentos y “fuera de orden”. Esto no siempre pudo cumplirse a cabalidad. En más de una ocasión se perpetraron actos delictivos en los zaguanes y callejones capitalinos, reyertas, alborotos y escaramuzas que el control policial no lograba atajar a tiempo.

En síntesis, el Carnaval de San Juan en la década de 1910 se nos presenta como un evento que involucra unas enrevesadas relaciones de clase, raza y género que invitan a una revisión y una reflexión más profundas en torno a la complejidad de las dinámicas sociales, económicas y patriarcales capitalinas. Ese examen debe despojarse de la evocación nostálgica de los fastuosos “bailes de sociedad” y los “desfiles de carrozas” que enmascaran las divisiones de una sociedad altamente jerárquica y patriarcal con insoslayables contrastes y antagonismos de clase, raza y género.

Esta es una colaboración entre 80grados+ y la Academia Puertorriqueña de la Historia
en un afán compartido de estimular el debate plural y crítico sobre los procesos
que constituyen nuestra historia.

Referencias

[1] Raquel Brailowsky, “El carnaval en las sociedades hispánicas del Caribe”, Revista Huellas ; No.39 (1993) p.13-26.

[2] Irune del Rio Gabiola, “Civilizando el carnaval: La retórica del progreso en las obras de Lola Rodríguez de Tió”, Hispania Vol.97, No.3 (septembre 2014), pp. 477-484.

[3] El Mundo, domingo 23 de marzo de 1937, p. 10.

[4] Michel de Certeau, La fábula mística (siglos XVI-XVII). Madrid, Ediciones Siruela, S.A., 2006, p. 24; Roger Chartier, Entre poder y placer. Cultura escrita y literatura en la Edad Moderna. Madrid, Cátedra, 2000, pp. 199-217.

[5] Jorge Rigau Pérez, “Caridad, nacionalismo y colonialismo: los orígenes de la Cruz Roja en Puerto Rico, 1893-1917.” Historia y Sociedad, Año 6, 1993, pp. 55-56.

[6] Max Gluckman, Essays on the Ritual of Social Relations. Manchester University Press, 1966.

[7] Mikhail Bakthin, Rabelais and His World. Bloomington, IN: Indiana University Press, 1984, pp. 303–436.

[8] Natalie Zemon Davis, “The Reasons of Misrule”, Society and Culture in Early Modern France: Eight Essays, Fall 2008.

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La Academia Puertorriqueña de la Historia, celebra el reconocimiento recibido por la Académica e Historiadora Silvia Álvarez Curbelo al recibir el título de Profesora Emérita de la Universidad de Puerto Rico

La destacada historiadora Silvia Álvarez Curbelo fue merecidamente reconocida por la Universidad de Puerto Rico como Profesora Emérita el 10 de marzo de 2022, junto con otros destacados universitarios. Álvarez Curbelo fue homenajeada por sus valiosas aportaciones a la enseñanza, la vida académica y administrativa de la institución desde diversas posiciones como profesora de la Facultad de Estudios Generales, la Escuela de Comunicaciones, el periódico Diálogo, y el Senado Académico, entre otras, y por su extensa y notable trayectoria intelectual y académica en el país. Entre sus aportaciones se deben destacar muy importantes publicaciones sobre la Universidad de Puerto Rico como el libro Frente a la Torre, editado conjuntamente con la historiadora Carmen I. Raffucci.
La académica Álvarez Curbelo es, además, una de las más importantes historiadoras sobre el siglo XX puertorriqueño. Su prolífica obra basada en investigaciones novedosas, rigurosamente documentadas y siempre escritas en forma excelente es de consulta ineludible para cualquiera que quiera entender el devenir histórico del Puerto Rico moderno.
Entre sus obras se encuentran: Un país del porvenir: el afán de modernidad en Puerto Rico (Siglo XIX), Los arcos de la memoria: el ’98 de los pueblos puertorriqueños, José Antonio Torres Martinó: Voz de Varios Registros, Del nacionalismo al populismo: Cultura y Política en Puerto Rico y Tiempos binarios, la Guerra Fría desde Puerto Rico y el Caribe, editado con Manuel Rodríguez Vázquez, entre otros libros. De sus publicaciones se deben también destacar los ensayos que analizan diversos aspectos de la política puertorriqueña y el impacto de las guerras en la historia puertorriqueña.
La académica Silvia Álvarez Curbelo es, además, Tesorera de la Academia Puertorriqueña de la Historia. Sus aportaciones a la vida de nuestra academia desde esa importante posición y a través de su activa
participación en nuestros debates y proyectos son muy apreciadas por todos los Académicos. En particular reconocemos la labor que ha llevado a cabo en la edición del Boletín de la Academia, estando a cargo de la edición histórica del Boletín número 100. La felicitamos y nos sentimos orgullosos de sus logros.


Jorge Rodriguez Beruff
Director
Academia Puertorriqueña de la Historia

Ciclo de Conferencias Virtuales:

La Academia Puertorriqueña de la Historia le invita al Ciclo de Conferencias Virtuales: “De Canarias nos llegó primero… del cerdo montuno al lechón asao”.
Presentado por el Dr. Cruz Ortiz Cuadra.

miércoles, 30 de marzo de 2022
7:00 a 8:30 p.m.

Facebook Live: https://www.facebook.com/aprhistoria

Información y registro: acadprhistoria@gmail.com

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Ciclo de Conferencias Virtuales y Presentación del Boletín No. 100

La Academia Puertorriqueña de la Historia presenta el Ciclo de Conferencias Virtuales.

miércoles, 17 de noviembre de 2021
4:00 – 5:30 p.m.

Facebook Live: https://www.facebook.com/aprhistoria
Zoom: https://zoom.us/j/94026355764?pwd=L3FoYmR2TUd6Um9jU0IyczBsTndnQT09

Información y registro: acadprhistoria@gmail.com

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Nuevo Consejo de la Academia Puertorriqueña de la Historia

La Academia Puertorriqueña de la Historia eligió a su nuevo Consejo de Gobierno para el período 2021-2024 en reunión del cuerpo de académicos celebrada el 9 de abril de 2021.

Los integrantes del Consejo son los siguientes Académicos de Número:

Jorge Rodríguez Beruff- Director

Jorge Rodríguez Beruff- Director

María de los Ángeles Castro Arroyo- Vice-directora

María de Fátima Barceló Miller- Secretaria

Ramonita Vega Lugo- Vice-secretaria

Silvia Álvarez Curbelo- Tesorera

Vocales: Héctor R. Feliciano, Juan Hernández Cruz, María Dolores Luque Villafañe, Cruz M. Ortiz Cuadra


Dr. José G. Rigau Pérez

La Academia agradece al Consejo de Gobierno saliente encabezado por José G. Rigau Pérez la acertada conducción de los asuntos institucionales.

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Conferencia: El mapa genético del puertorriqueño y las exploraciones españolas del s. XVI en la isla de Mona

lunes, 14 de abril, de 10:00 a.m. a 12:00 p.m.

Teatro de la Universidad Politécnica

Conferenciantes

Dr. Juan Carlos Martínez, PhD Harvard University

Dr. Francisco Moscoso, PhD Universidad de Puerto Rico

UNIVERSIDAD POLITÉCNICA

Ceremonia de entrega del Doctorado Honoris Causa a la Dra. Haydée E. Reichard de Cancio

La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico le invita a la Ceremonia de entrega del Doctorado Honoris Causa a la Dra. Haydée E. Reichard de Cancio, escritora, conferenciante e historiadora
Jueves, 18 de marzo de 2025
Hora: 10:30 a.m.
Teatro del recinto de Mayagüez, PUCPR
RSVP al correo electrónico: presidencia@pucpr.edu
Se requiere vestimenta académica para la facultad

NONAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA ACADEMIA PUERTORRIQUENA DE LA HISTORIA


NONAGÉSIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA ACADEMIA PUERTORRIQUENA DE LA HISTORIA

Jueves, 19 y viernes, 20 de febrero de 2025

Fundación Luis Muñoz Marín y Casa de España

Conmemoración dedicada a nuestro pasado director Luis González Vales

90 años promoviendo la historia de Puerto Rico y el Caribe

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Nota de Duelo: Doctora Elsa Gelpí Baiz

El doctor Jorge Rodríguez Beruff, director de la Academia Puertorriqueña de la Historia, y el pleno de académicos y académicas, expresan su pesar ante el fallecimiento de la doctora Elsa Gelpi Baiz. Académica de número desde 2017, fue Catedrática de Historia la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Bayamón.  La doctora Gelpí fue miembro honorario de la Sociedad Puertorriqueña de Genealogía.

Dedicó su tarea investigativa a temas relacionados con los tiempos iniciales de la colonización española de Puerto Rico. De particular relevancia es su examen de las estructuras de poder de la sociedad emergente y sus nexos familiares.

La estimada académica participó en múltiples foros y congresos nacionales e internacionales. Entre sus publicaciones destaca el libro Siglo En Blanco: Estudio de la economía azucarera en el Puerto Rico del Siglo XVI, publicado en 2007. Producto de una prolija investigación realizada en el Archivo General de Indias y el Archivo de Protocolos en Sevilla, el texto analiza el complejo y dinámico mundo socioeconómico en torno al azúcar en el que se configura la sociedad puertorriqueña de siglo XVI.

Vaya nuestro abrazo solidario a sus seres queridos, familiares, amigos, colegas, estudiantes y la comunidad de historiadores.

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Nota de Duelo: Profesor Mario R. Cancel Sepúlveda

El doctor Jorge Rodríguez Beruff, director de la Academia Puertorriqueña de la Historia, y el pleno de académicos y académicas, expresan su pesar ante el fallecimiento del profesor Mario R. Cancel Sepúlveda. Especialista en la genealogía intelectual y política del liberalismo y el independentismo puertorriqueños. Fue Catedrático de Historia la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez. 

Fungió como conferenciante en la Escuela Graduada de Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón y en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Nos deja una amplia obra de libros, artículos de revistas, reseñas acerca de trabajos de historia, biografía, crítica literaria en torno a textos modernos y contemporáneos, y literatura creativa en los géneros de poesía y narrativa corta. Entre sus publicaciones más recientes se destaca El laberinto de los indóciles (2021) en el que aborda la historiografía política del siglo XIX puertorriqueño.  Publicó en 2023 Historiografía y enfoques de la historia: pensamiento y escritura histórica, una reflexión sobre temas de la historia, la historiografía y la teoría de la Historia dentro del marco de la tradición occidental europeo-americana. Sus esfuerzos de divulgación más recientes lo llevaron a capitanear la revista digital Siglo 22.

Vaya nuestro abrazo solidario a sus seres queridos, familiares, amigos y la comunidad de historiadores.

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Presentación del nuevo libro: La Linterna Mágica: Puerto Rico a través de vistas en cristal (1834-1930) del Dr. Jorge L. Crespo

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Presentación del nuevo libro: La Linterna Mágica: Puerto Rico a través de vistas en cristal (1834-1930) del Dr. Jorge L. Crespo. El libro es la más reciente publicación de nuestra editorial FLMM y en colaboración con la Editorial Luscinia. La presentadora del libro será la Dra. Libia González López (UPR).

Entrada libre de costo

📆 30 de octubre

⏰ 7:00 PM

📍Salón Multiusos – FLMM

¡Te esperamos!

Para más información: ☎️ (787) 755-7979 ✉️ info@flmm.org